
Características
El movimiento modernista supone el rechazo de la realidad cotidiana e inmediata. Ante esta situación, el escritor tiene dos alternativas: crear un mundo imaginario o buscar una respuesta en su interior. La primera opción da lugar al modernismo más externo, visual, ornamental y exótico; la segunda, al modernismo más intimista.
El modernismo exótico sitúa la acción en espacios irreales y puebla los poemas de hadas, ninfas, centauros, caballeros y princesas. Los modernistas se sienten atraídos por lo raro, lo extravagante y lo novedoso; y en general por todo aquello que pueda aportar preciosismo y sensualidad: la India de las mil y una noches, los imperios asiáticos, la cultura y mitología griega, la historia antigua, el mundo caballeresco…
El modernismo intimista es la respuesta del poeta a su melancolía, sus preocupaciones internas y su angustia, que, en ocasiones, es casi existencial. El pesimismo, el desencanto y la fala de una creencia religiosa firme afloran en numerosos poemas. Es la expresión de un descontento ante la vida, un interés por la muerte, la soledad, la melancolía, la nocturnidad y el crepúsculo, etc.
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Predominio de los valores sensoriales (así, destaca la renovación del lenguaje con vocabulario de los campos semánticos del color, de los efectos sonoros, etc.) Esto se traduce en un copioso empleo de sinestesias (verso azul, esperanza olorosa, risa dorada, blanco horror, sol sonoro, etc.)
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El léxico se enriquece con cultismos y voces de exótica resonancia (unicornio, pavanas, ebúrneo, cisne, etc.)
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Para conseguir el ritmo y la armonía, los Modernistas proponen una renovación métrica en la que predominará el uso del verso alejandrino.
Ambas vertientes del movimiento modernista comparten, en mayor o menor medida, algunos rasgos importantes.



